Como muchas cosas en esta vida: ¡depende!
De forma genérica, diríamos que la luz natural siempre va a resultar más creíble y más interesante. En esta fotografía está comenzando a atardecer, y el sol, junto con las lamas del ventanal, crean un efecto muy interesante que nos cargaríamos utilizando cualquier tipo de iluminación artificial.
¿Pero qué pasa si miramos hacia atrás?
En este caso tenemos un baño mucho más oscuro que la habitación. Si no encendiésemos la luz, no veríamos nada; solo el reflejo de la ventana en el espejo.
Si haces una búsqueda rápida en google sobre cómo iluminar interiores, muchos fotógrafos apuestan por rebotar la luz de flash en el techo.
Pues bien, tenemos que confesar que en Casa&Foto no nos gusta nada esta técnica. Los resultados son muy planos y poco creíbles, puesto que no es un tipo de luz que se dé en nuestros interiores.
Si utilizamos luz artificial, preferimos que sea de alguno de estos tipos:
1. La luz de la propia vivienda. Podemos encender alguna lámpara para conseguir un toque más cálido:
Al hacer esto hay que tener mucho cuidado con la temperatura de color de las bombillas, puesto que no siempre son iguales y podemos tener zonas de la fotografía con diferente color.
2. Luz artificial que imita la luz natural:
¿Diríais que esta foto está hecha con luz de flash?
Esta ventana daba a un patio muy oscuro, y simplemente potenciamos la iluminación con un flash fuera de la ventana.
En el siguiente ejemplo utilizamos una combinación de luces: la iluminación de la vivienda junto con iluminación de flash desde el exterior.
Combinar diferentes iluminaciones no es sencillo. Requiere experiencia, control de la técnica, y un retoque muy preciso. Os dejamos algunos ejemplos en este sentido.
¿Sabéis decirnos cómo están hechas estas fotos?